Versos cósmicos
Ráfaga indómita
brisa que escurre entre los juncos
como en canto de un ave herida
alto lamento de metal
bruma incandescente
latido de trompeta final
eco en las cavernas infinitas
daga de gotas afiladas
tambor que llama a la guerra
alarido de una bestia ancestral
mis cuerdas rotas
susurro celestial
fantasmas en la niebla
mosaico de la memoria
huellas inmortales
llama que consume el alma
ojos vigilantes en la noche
universo que se estremece
sol de mi existencia
rayo de esperanza en la oscuridad
un mar blanco bajo mis pies
paño infinito donde pinto mis sueños
diamantes que iluminan mi alma
copos de libro abierto
ansío descifrar mis versos
bisturí que abre mi corazón
busco entre las ruinas celestes
breve ave con las alas rotas
ángeles caídos en la tempestad
mar sin orillas
jardín marchito por el desamor
poemas escritos con lágrimas.
imaginando la noche
noche que emerge
abismo de estrellas
canto de sirena en la
oscuridad
irreal como un sueño
luna plateada espejo del alma
sabor que se esfuma en la
memoria
beso de quimera fugaz y ardiente
soplo de juventud entre copa
y carcajada
himno a la rebeldía
osadía galante
pasiones adormecidas en la
bruma
eco de risas que aún resuenan noche
guardiana de secretos
altiva primavera que brota en las venas
fruto incandescente de la
vida
noches que tientan con su
misterio
fantasmas que palpitan en la
memoria
heridas de nostalgia que
sangran en silencio
efímero regalo del tiempo
sepultado
recuerdos que resucitan en la
vigilia
éxtasis de dicha liberada en
el ensueño
noche gentil nevada y evanescente
gema cálida que brilla en la
memoria
joyero del pasado que guarda
tesoros
ilusión que se dibuja en el
firmamento
flotan los sueños desterrados en
la inmensidad
ángeles de nieve que susurran
deseos
anhelos sin nombre que danzan
en la noche
en el altar de la oscuridad
una sinfonía sin nombre
tiempos plasmados en la
eternidad del recuerdo.
Memoria eterna
En la cripta del recuerdo
el tiempo fósil
teje la red de telarañas
lentas
melancólica llave que abre las
puertas
pasado que hiere
pasado que no muere
tiniebla que renace
eco fantasmal de lo que fue
de lo que ya no existe
mago del olvido
tiempo que borra la estela del ayer
la huella del dolor
tardes vacías
solo queda la ficción
un eco lejano en un abismo
frío
tahúr de la memoria
astucia que miente
baraja de recuerdos
pasado que no existe
solo un espejismo
viento que susurra en un
cielo vacío
estatua de sombra en una
plaza oscura
acto secundario en una obra
extinta
pacto ancestral
alba que nace
noche eterna
tiempo que expira
enigma sin rostro
pregunta sin voz
presente de lo que fuimos
ayer
nuestras manos bajo la noche
lunas y ciudades en un espejo
hojas al viento sin brújula
del silencio
fragmentos de un sueño que se
extingue
barcos sin timón en un mar
infinito
almas sin ancla en un cielo
sin fin
memoria como un faro en la
tormenta
cofre de sueños de anhelos y
batallas
mosaico de experiencias
viaje y danza eterna del tiempo
esencia de nuestro ser
memoria viva
llama inextinguible que se va
crepúsculo del olvido donde
renacemos
eco de lo que fuimos
semilla del futuro
memoria de la creación
acto infinito
somos el ayer hoy y mañana
vaivén del tiempo
vida que se transforma
memoria que nos recuerda
quiénes somos.
Lágrimas celestiales
Lluvia en soliloquio
llanto del firmamento
lágrimas de cielo desgajado
cristalino tormento
espasmos de cristal que
hunden la tierra
réquiem silencioso que nace
en la inmensidad
soplo húmedo
aliento del cielo que susurra
sudor de nubes que empapa el
alma oscura
aceite sin nombre que resbala
por la piel
bálsamo de agua que calma el
ser
agua en caída libre buscando
su destino
mar sin agua
océano seco de espumas
ola errante que busca su
hogar en el vacío
viaje sin retorno hacia el
abismo del hastío
verano ahogado en estertores
de agonía
cigarras mudas en bodegas de
la melancolía
poblaciones dormidas bajo un
cielo gris
sueños de fuegos y bandidos
barco fantasmal surcando un
cielo líquido
árbol erizado como felino en
un combate en pánico
sangre de puñales
visiones fugaces en un cuarto sin nombre
sueños sigilosos que se
deslizan en la noche
postreros días que asoman en
el horizonte
orígenes y recuerdos que se
agolpan en la mente
párpado violentado la luz incandescente
sonido de hojas otoñales que se
rompen
carne que se adhiere en un abrazo fatal
campos amarillos como
espigas que se juntan
cuadro macabro que las almas
atormentan
besos que detonan en un
estallido de pasión
respiraciones que se ahogan
en un mar de sollozos
mitad alma en el mar
mitad corazón en la tierra
ser dividido que observa el
mundo
si cerrara los ojos
abrazo mi horizonte con fervor
sorda lluvia cayendo sin
cesar
huracán de pétalos que danza
en la tormenta
catarata de espermas
medusas que el alma atormenta
arco iris turbio que se
desliza por la piel
agua que corre por las venas
del mundo en un torrente de pesares
lágrimas de un cielo que
llora su propia agonía
poema que refleja la
melancolía.
Espuma de cielo
Espumas delgadas
efímeras y leves
susurro del alba en copas de
cielo
besos de rocío que acarician
las breves flores del olvido
fugaz desvelo
mi gesto un ave enjaulada en
tu mirada
mi anhelo un verso en la lira
del viento
cautivos en la danza helada
del tiempo que nos roba el sentimiento
vaso rebosante de estrellas
moribundas
cansancio que invade como
bruma espesa
las hojas que caen como heridas profundas
pájaros sin canto
vida que se espesa
cansancio que oprime
ahogo en su red oscura
anhela mi alma
vibra mi ser exhausto
guirnalda que se apaga
llama que se cura
ansia que se marchita
deseo que se ha exhausto
voz que arde en los vientos
voz que cae y se extingue
mente estéril entre tus manos
que oprimen
látigos del hielo
azote de vientos atlánticos
huye aléjate extingue
tormento aciago que me hunde
alma que está sola
marea del llanto
ardiendo en el ciclón de las
furias
ave sin un canto
erguida entre montañas
árboles que se lamentan
soledad sublime
sueños que se fragmentan
abandonada y única estirpe
faro de espanto
reflejo de la angustia
dolor y quebranto
lamento infinito
eco en la inmensidad
la eternidad me envuelve en
su inmensidad
espumas que se elevan leves y etéreas
besando las estrellas en un
cielo infinito
mi anhelo se transforma en
alas certeras
rompiendo las cadenas del
dolor maldito
vaso que rebosa de luz
centelleante
cansancio que se esfuma como
bruma fugaz
hojas que renacen en un verde
vibrante
pájaros que entonan un canto
final
deseo que se enciende
llama inextinguible
crepúsculo que se abre a un
nuevo amanecer
sombra que se disuelve en un
alba visible
canto de esperanza que vuelve
a florecer
voz que surca los cielos
libre y sin ataduras
mente que florece en un
jardín de ideas
lágrimas que se transforman
en perlas
angustias que se desvanecen
cual leves marejadas
alma que renace en la luz
radiante
danza del cosmos en un
mar de armonía
soledad que se convierte en
un canto vibrante
sueños que se reconstruyen en
la epifanía
liberada y radiante
faro de esperanza
reflejo de la dicha
plenitud y bonanza
lamento que se transforma en
una dulce danza
eco de la eternidad en la
inmensa lontananza.
Naufragio del alma
Abismo que emerge
fantasma de la memoria
río que al mar enlaza su
canto de olvido
en la aurora sin sal
un muelle sin gloria
y el alma desgajada
viaje final
corolas de espinas
lluvia sobre el corazón
cueva de náufragos de amor
aves de la lira en su canto
se elevan
devora el tiempo y el mar
inmensidad del olvido
náufrago de mi ser
hora del beso febril
asalto del deseo
estupor ardiente
faro que dejó de arder
oscuridad naufragio profundo
ansiedad de mares e
incertidumbre
furia de un tesoro perdido
embriaguez del amor
ahora un recuerdo
mar de penas
todo se ha hundido
brumosa infancia
alma alada y herida
soñador errante
descubridor perdido en la
inmensidad del olvido
mar de sombras
anhelo divino
aferrado al dolor
madero en la tormenta
deseo abrazado
espejismo engañoso
tristeza que derriba
ola embravecida
mar de lágrimas
todo es nebuloso
muralla de sombras que
aprisiona
viaje sin retorno
luz en la oscuridad más
profunda
mar de dudas carne mía
mujer que amé y perdí
hora húmeda
donde la lluvia llora
elegía al amor
vaso que albergó la ternura
roto por el dolor
negra soledad del olvido
mujer de amor
fruta que calmó mi sed y mi
hambre
milagro que floreció en medio
de las ruinas
brote que nace
tierra de tu alma
cruz de tus brazos
deseo encendido
fuego voraz
revuelto y ebrio
tirante y ávido
un volcán sin paz
cementerio de besos
donde las tumbas arden
racimos de pasión picoteados
por aves de dolor
boca mordida
miembros besados
recuerdo que duele
dientes hambrientos
cuerpos entrelazados
amor que se fue a desmoronar
cópula loca de esperanza
ternura leve
agua y harina
palabra simple
labios que apenas despiertan
navegar de las olas
ahogo de mi anhelo
mi brújula enloquecida
sentina de escombros
dolor que exprime
olas que ahogan
tormento que crece
marino en la proa de la vida
cantos que florecen
mi alma lloraba
corrientes de versos
pozo abierto y amargo
pena que habita
hondero desventurado
mar de soledades
hora de partir
fría noche que todo lo abraza
cinturón ruidoso del mar
estrellas que surgen
negros pájaros que emigran
muelles en el alba desolados
y solos
sombra trémula se retuerce en
mis manos.
Lágrimas del poeta
Alma desinformada
lienzo en blanco
ignorante del dolor
la sospecha vil teje su
telaraña
tormenta que ruge en mi
interior
lamento entonado
ni capricho de musa ni juego de
rimas
canto de alma herida
melodía del abismo que me
consume
penas que exigen canciones
mis penas
cual aves nocturnas
canciones de dolor
cantos de amores que ayer
brotaban
versos que antes rebosaban de
alegrías
tormentosos y amargos
tempestad que azota mi
corazón
ríos en furia
palabras que fluyen como ríos
desbocados
furias impotentes
restos de alegría naufragada
mis penas son espinas
afiladas
lacerar del ser con cada roce
cicatrices profundas en las
espesuras del alma
profundas las olas
penas en las olas
embravecidas
oscuras al ocaso que se
avecina
abismo sin rastro de luz
vacío de sol y de consuelo
hondo precipicio como mi
soledad
negro y despiadado como la
noche
vacío desolado donde antes
habitaba el amor
alma que se sumerge en un
crepúsculo
esperanza que se ha perdido
entre las sombras
eco de un lamento sentido
poeta en llanto
hundido
abismo de mi propio dolor
líneas sin consuelo
agonía de un alma rota en mil
pedazos.
Nostalgia de arboleda
La danza de los días y las
noches
un rumor surge de los
animales
la fiebre y el junco se
entrelazan
las colinas se visten de
viento oscuro
la luz desgarra las banderas
del tiempo
en la lejanía resplandecen
las cuerdas
las montañas de cuarzo se alzan
la sombra abraza mi
existencia
un río arrastra el oro en su
cauce
una serpiente de coral se
desliza
el esqueleto del ruiseñor
descansa
en el fango de mis pies se
hunden mis pasos
los metales se apagan en el
reposo
la adormidera acoge el
refresco de la sangre
en la hoja se reflejan azules
destellos
resonancias oscuras
eco que encuentra en el
abismo
las piedras ruedan brillando en
la puerta
la fosforescencia del hueso
ilumina la noche
la infancia del pie en el arco iris
en la cima del relámpago
un espectro de voz ronca
se erige
los estambres estrellados marcan los cielos
un signo del zodiaco fijo en su
mirada
una rabia lenta y tensa
despierta el ser
el aire límpido del helecho
acaricia el alma
formas de doncellas bailan
bajo la fronda
selva de árboles aromáticos
abraza los sentidos
caracolas de orquídeas
susurran al viento
un río desciende
una cascada transparente
resuenan los diamantes de
historias ancestrales
la gracia de las melenas se
funde con la brisa
los senos tiemblan bajo el
sol ardiente
penumbras de juncos se
entrelazan en oscuro delirio
muslos suavizados por el
tiempo acogen la fruta partida
formas del tiempo humano
danzan en el aire
flores silvestres tiemblan al
paso del hombre
una joven diosa desnuda se
baña bajo el sol
el olor agrio de los árboles
impregna el aire
la ira de la noche se
confunde con el olor de la sangre
los minerales y raíces se
entrelazan en el aroma del río
el día se derrama en un vuelo
de colores innumerables
la crisálida despierta a
nuevos destellos
son hechizos relucientes como
insectos plateados
las mariposas revolotean en
un vuelo encantado
en la gruta incendiada arde
el cristal
un claro manantial brota con
íntima música
piedra pulida como joya que
resplandece
la nube que pasa y el ave
sale de su ruido
serpiente que se enrosca en
la espalda sudorosa
palpitaciones reverberantes
surcando las ondas del tiempo
divino temblor se expande al
abrirse la rosa de la montaña
los brillos fugaces delinean
una imagen insondable
los cielos y la tierra se entrelazan en una geografía de fuego
forma del día y de la noche se funden en mi ser
soy el día que surge en el
horizonte
soy el viento que acaricia
los ramajes de mi alma.
Vértigo del tiempo
En la vorágine del cosmos
un girasol desatado en silencios
cósmicos
risas que resuenan como
campanas celestiales
en tus huesos vibra la
sinfonía de la vida
pedazo de tierra que abraza
el firmamento infinito
las estrellas susurran
secretos ancestrales
la esperanza brota en tus
mejillas sonrojadas
como un sol naciente que
despierta la aurora
el árbol testigo de la danza
del tiempo
acusado por sus ramas que
rozan el cielo
alas que surcan el viento como aves libres
la sombra se esconde entre los pétalos
las tinieblas olvidadas envuelven
el llanto
lágrimas de estrellas lejanas
se derraman en la noche
espuma que seduce al mar
inmenso
y la sombra en susurros de
viento
respira la voz que resuena en el
vacío sideral
son eco de versos que narran
historias inmortales
astros perdidos en el corazón
del universo
claman por ser encontrados en
la inmensidad
tus ojos ventanas del alma
suplican por el regreso de la
luz perdida
el sonido de las hojas susurro del bosque
eco en la puerta de los
misterios eternos
tiempo vibra al ritmo de
la lluvia
flores pensativas en su
letargo de sueños
recuerdos que escarban en las
cenizas del pasado
lágrimas que brotan como
estrellas en la noche
destino que teje hilos en
mundos paralelos
los rencores separan
anhelos distantes
dentro de ti el latido del
cosmos
tormenta de vientos que
susurran melodías tristes
un antifaz de estigmas oculta
verdades
las alas ciegas de gaviotas
buscan la luz del alba
el agua que corre por tus venas
como ríos de vida
delirios que lamen los sueños
fugaces
tierra innombrable origen y
destino
lienzo infinito donde se
plasma la creación.
Cautivo del pensamiento
Enjaulados pensamientos
llamas nerviosas
un universo de enigmas se
desborda
los bosques huyen del sol
radiante
versos errantes que el viento
transporta
olas furiosas azotan el
abismo
mientras te aproximas al
sepulcro callado
el silencio abandona las
naves errabundas
un sueño efímero a tu letanía
atado
el bullicio del cemento
ensordece
nubes trémulas se estremecen
al ocaso
lluvia de recuerdos el cielo
empapa
delirios dibujando un
firmamento opaco
lágrimas luminosas en la
noche lloran
donde nacen las penas
amargura profunda
ramo de flores sudado en
sortilegio cae
demencia de la tierra que el
cielo derriba
alma el límite del alma
atormentada
en el rincón de mis amores
florece
enciende la esperanza silente
y dormida
pensamiento que aún me
pertenece
duda que las tormentas el
tiempo trae
canción que mece al mar en su
vaivén
descansa sobre las rocas del
acantilado
paso inexorable que marca la
muerte
el arbusto lejano navega con
las olas
mundos girando en la
inmensidad nocturna
cansado de soñar con gaviotas
albas
titila la soledad con
sospecha nocturna
la culpa de las hojas me
observa con recelo
soñar ya no puedo
reposan las ansias en la luna
el ocaso se acerca final inevitable
un horizonte que se oculta y se desmorona
tumultos sorprendidos por un
grito que estalla
espiga dormida en mi mano destino incierto
ya viene el otoño con el
viento que sopla
ventolera que duerme en el
alma
un anhelo perdido.
Aullido de la noche
Bajo la luna aulla la
noche
ventanas al sepulcro del
dolor se abren
montañas sin tiempo ¿quién las buscará?
volcanes oscuros vomitan
sombras
el viento incansable se lleva
el horizonte
árboles testigos de gestos
ingenuos
sollozan su lamento en la
penumbra
suspiros como espectros
atraviesan la muerte
sentimientos naufragan en
mares de olvido
crepúsculo suspendido eterno
en su agonía
caminar sobre piedras
perennes
sendero de penas
el sol desfallecido cae hacia
la tarde
mientras el silencio acaricia
el cielo
manos desgarradas libres del
juramento
acecha el nicho de
incertidumbres
tormenta infinita azota los
sentidos
puentes que se desmoronan en
el abismo
mirada que se abre en la ventana del orizonte
el tiempo se deshace en
cabellos de plata
la melancolía tejedora de
recuerdos
hilvana el firmamento con
amargas nostalgias
astros enamorados perdidos en
la noche
baile al compás de destinos
perfumados
besos que desfallecen en un
mar de espinas
grito que estalla en la
cumbre del deseo
huracán de versos tristes
ciclón de desolación
pensamiento agonizante
eco de silencio
guarida de celos prisión de
emociones
reflejo de soledades
espejo de desamparo
alas tullidas
lluvia que arrastra sueños
quimeras lunares danzas de
ilusión
fuego que arde en las
arterias
vida que consume
carne que huye de sus huesos
cárcel de la existencia
aliento de ilusiones blancas
brisa de esperanza
estela de deseos inconclusos
estrella fugaz fulgor del lucero
faro en la marea de la noche
última lágrima antes de
sucumbir al silencio
palabra sepultada en la arena
del olvido
beso que se ahoga en el mar
del dolor
naves que parten dejando
estelas de ausencia
estallidos del corazón
fragmentos de pasión
pupilas petrificadas en el reflejo taciturno
arrecifes que mueren al ocaso
del día
el temblor de tus párpados es presagio de tormenta
ilusiones que se aferran a
los rayos de esperanza
cadena de orgullos grilletes
del alma
inviernos perdidos
nieve que cubre el corazón
siglos que reclaman su
espacio en el tiempo
umbral que se niega a ceder
puerta del silencio
estrella en torbellino
danza de la eternidad
aurora que amenaza con romper
los sueños
tus labios afiebrados
brasa en la noche fría.
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