Acecha la
pena, fiera en celo,
en la noche insomne, su sombra se expande,
en el torrente de sueños que se desbordan.
Se cierra
como un gemido,
tu beso secreto, capullo en la oscuridad,
se abre en la noche con fragilidad.
Con lastima
evidente, la pena se aproxima,
escondido como un susurro,
manantial de tus sueños, dormido en el surco.
Desde la
antesala de tu vientre,
breve como un eclipse, tu beso se quiebra,
rompiendo en mis labios, vendaval que me ciega.
A veces
quieto, como nave a la deriva,
es tu beso infinito, agua de vertiente sonora,
que mis labios sedientos anhelan con señora,
Eres la
fuente que nutre mi alma,
tu beso, la savia que me da vida,
la esencia que me llena de alegría.
Mientras la
pena en celo acecha en la oscuridad,
en la espera constante, mi corazón te añora,
y en la noche insomne, tu recuerdo me devora.
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