Friday, February 09, 2024

128.- Oda a la presencia invisible

 

En la quietud del aire que me envuelve,

te busco, intangible y vertiginosa.

Mis ojos ciegos no te ven, más mi alma te presiente.

 

Soy la brisa que trepa por tus ojos cerrados,

semilla de versos que fecunda tu piel.

En cada poro, un beso florece,

bandera ondeando en la cumbre de tu ser.

 

Mis dedos, ríos hambrientos,

recorren tu geografía sin nombre.

Surcan valles, escalan montañas,

descubren tesoros escondidos en tu bosque.

 

Eres mía en el sueño,

eternamente ajena en la vigilia.

No anhelo más que tu sombra fugaz,

un suspiro que no se compra con promesas vacías.

 

Te amo en silencio,

un secreto que solo yo guardo.

Me voy, dejando mi huella en tu alma,

marca indeleble de un amor imposible.

 

Soy el eco que se desvanece en la niebla,

la llama que se extingue sin cenizas.

Partí, pero mi amor arde en tu corazón,

hierro candente que no pudo ser.


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