Saturday, February 17, 2024

177.- Llanto por la niña que no nació

 

Aguja de piedra que hiere mi llanto, suspiro azul que anhelo del cielo.

Hojas hechizadas en la raíz nocturna, atadas por un río de estrellas fugaces.

Sombra encajada que arrastras conmigo, flor marchita por la primavera cruel.

Rencor que brilla en el agua astral, corales dormidos que esperan en vano.

Hambre sin límites que el océano ahoga, ojos que despiertan con dolor de recuerdos.

Beso vacío que dejó un hueco en el corazón, silencio que separa el sol de la tarde.

Nieve agonizante, nave en el cielo pendular, sed que gira en la soledad del abismo.

Ola loca que se estrella contra la niebla, llanto negado en un jardín de flores pálidas.

Celos la primavera mira tu sueño, remolino de amor que se pierde en la lluvia.

¿Cuándo murió el único amor que juramos? Noche que esconde el jardín de la infancia.

Párpados enamorados como palomas en tu vientre, luz que cae en cascada de tus manos.

Recodo perdido, sauce que ya no nos mira, viento que no hurga en tu falda traviesa.

Beso impaciente que espera en el altillo, gaviota erótica que muere en sus risos.

Es Martina Gracia con dos trenzas, se despide de mi por última vez.


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Lágrimas de aguja taladran la piedra del cielo,

suspiros petrificados en un sortilegio de hojas.


Tu sombra con encajes arrastra la noche por un río de estrellas,

te veo llegar y me olvidas en una flor que la primavera cercenó.


En el centro de los corales adormecidos,

te espero con un hambre sin fronteras,

océano que duele al despertar tus ojos,

hondo recuerdo de tus besos.


Un hueco en el corazón que te amaba,

lejos del silencio que separó el sol de la tarde,

la nieve de la agonía, una nave en el péndulo celeste.


La sed de soledad gira en la ola,

que se abre en su locura contra el abismo,

la misma que me negaste con el llanto de la niebla,

atada a una atmósfera de flores despavoridas.


¡Dime en qué remolino me quisiste cuando lloraste!

¿A dónde corrieron tus lágrimas con la lluvia?

¿Cuándo murió el único amor que juró conmigo?


Rodé por el jardín escondido de la noche,

con la última infancia eclipsar los párpados,

enamorados como dos palomas en tu vientre.


La luz cae como cascada desde tus dos manos,

y nunca más el recodo volverá con el sauce que nos miraba,

ni el viento hurgará en tu falda con su tránsito travieso,

ni el beso impaciente que me esperaba con un grito en la ventana.

Se muere la gaviota con su danza erótica en los risos,

y Martina Gracia agita un pañuelo blanco.

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