Rocío de
acero perfuma la muralla,
cristal que
encierra signos de nostalgia.
Naves que
lloran sobre páginas de ausencia,
pañuelos
que despiden con triste cadencia.
Firmamento
donde la tormenta espera,
miradas que
se pierden en la esfera.
Aquellos
que mueren en el trayecto,
un eco
silente en el mar del tiempo.
Sol que se
acuesta con la tarde,
melodías
que en su danza se expanden.
Violines
que invitan a las estrellas,
notas
amortiguadas que no se detienen.
Tus dedos,
lienzo donde las escribía,
tejiendo
sueños con cada mirada.
Luces en el
cielo, parpadeos fugaces,
amor que se
esconde en los atardeceres.
Silencio
que invita a esconderse,
sangre que
palpita con ritmo incierto.
Vacío que
persigue, amor que se esfuma,
estaciones
que cambian, melodías que abruman.
Estela que
hiere la flor de la inocencia,
arrecife
donde duerme la turbulencia.
Mar que te
empuja, letra que te despierta,
primavera
que acosa la dicha incierta.
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