Sunday, February 11, 2024

150.- Ecos en el acantilado

 

Venas que palpitan,

sangre que canta,

un latido que en ti se acurruca.

Mía, tan mía,

en mi corazón grabada,

un eco de besos que en la rebeldía se encrudecen.

Caricias que rozan inviernos de nostalgia,

pecado sin perdón, penitencia sin fin.

Lágrimas traicioneras,

sosiego que te nombra,

piel sedienta que te busca sin cesar.

Manos angustiadas que sostienen tu impaciencia,

en tu casa arrinconada,

en la esquina silente.

Boca que te pronuncia,

orgullo que te defiende,

afán, porfía,

arrebato que te enciende.

Pasos que te dibujan,

locura que te enreda,

delirio que te rinde,

alborozo que te eleva.

Denuedo que te conquista,

simiente que te fecunda,

aventura que te anhela,

sollozo que te inunda.

Mía en la memoria,

eterna y grabada,

como el recelo que me atenaza.

Apego que te abraza,

regocijo que te aclama,

mía en fin y al fin,

como este canto que te llama.

Versos susurrados desde la ventana del acantilado,

un eco de tu nombre que el viento ha liberado.

 


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